En los pacientes sometidos a un tratamiento blanqueador se puede producir con el paso del tiempo la aparición de una recidiva parcial de la discoloración. Para intentar mantener los resultados logrados y para retrasar su instauración se presenta un nuevo protocolo clínico de actuación en blanqueamiento dental, al que llamaremos TCR (TCR es una sigla formada por las iniciales de tres palabras: Tratamiento, Continuidad y Recordatorio), mediante el cual se pretende hacer un enfoque global del tratamiento blanqueador dental y actuar de una forma planificada y conjunta durante cada una de las diferentes fases que lo componen, con la intención de conseguir los mejores resultados y el mantenimiento de los mismos durante el mayor tiempo de una forma sencilla. 

En primer lugar, se efectúa la fase inicial o de “Tratamiento”. En ella se ponen en práctica de forma conjunta las modalidades de blanqueamiento que permitan alcanzar el mayor grado de blanqueamiento en el menor tiempo, sin provocar molestias, ni riesgos innecesarios para el paciente. 

Acto seguido, se continua actuando activamente entre los periodos de tiempo comprendidos entre la finalización de la fase de tratamiento inicial y la realización de la primera revisión de control o entre cada una de las revisiones efectuadas posteriormente, empleando técnicas sencillas que posibiliten mantener en el tiempo los resultados a lo largo de esta segunda fase o de “Continuidad”. 

Por último, si a pesar de la instauración de esta fase de continuidad la recidiva aparece, se debe actuar de forma precoz para evitar que se acentúe. Esto es posible mediante el empleo de procedimientos blanqueadores sencillos que permiten recuperar el color logrado inicialmente y evitar tener que efectuar retratamientos similares a los tratamientos efectuados en la fase inicial. A esta tercera fase se le denomina fase de “Recordatorio” del tratamiento inicial y no de retratamiento, que es lo que se pretende evitar o retrasar. 

Fase T o de tratamiento 

En ella se deben efectuar las diferentes técnicas blanqueadores destinados a conseguir la modificación del color de los dientes. Empleando para ello tanto las técnicas en la consulta realizadas por el equipo odontológico, como las efectuadas por el propio paciente en su domicilio bajo supervisión profesional, combinaciones ambas y reforzándolas mediante técnicas de apoyo como el cepillado con pastas/geles dentífricos con capacidad blanqueadora que potencien el efecto de las primeras. 

En este periodo es cuando realmente se consigue el cambio de color y es la fase que va a determinar la mayor o menor perdurabilidad de los resultados. Se puede establecer que cuanto mayor sea el grado de blanqueamiento alcanzado, mayor será la duración de los resultados, por lo que es recomendable blanquear los dientes hasta llegar al punto en el que el color se estabiliza y no se consigue un mayor grado de blanqueamiento aunque se continúe con el tratamiento, siempre que el color alcanzado sea estético y esté acorde con las expectativas del paciente. 

Fase C o de continuidad 

Una vez finalizada la primera fase, se deben establecer las medidas que permitan perpetuar en el tiempo los resultados. Para ello se deben emplear técnicas sencillas que sin provocar efectos adversos sobre los tejidos orales permitan conseguir el objetivo buscado. 

La primera medida a instaurar es la de evitar el depósito de placa y dificultar la formación de manchas sobre la superficie de los dientes mediante el empleo una correcta técnica de cepillado con una frecuencia suficiente y el empleo de cepillos adecuados. 

La segunda medida es el empleo de colutorios cuyo uso no manche unos dientes blanqueados, pero que sean capaces de prevenir y facilitar la eliminación de manchas en la superficie de estos dientes. 

El tercer aspecto a contemplar es la utilización de las pastas y geles dentífricos blanqueadores citados en la fase de tratamiento, en este caso de forma reglada, es decir durante los periodos de tiempo pautados por el dentista y que se deben alternar con fases de obligado descanso. Deben ser pastas/geles que posean la suficiente capacidad detergente para eliminar los pigmentos y dificultar su adhesión sobre las estructuras dentarias y, por otro, que incorporen agentes blanqueadores en su composición que sean capaces de ejercer un efecto blanqueador que permita mantener el grado de blanqueamiento obtenido. 

Fase R o de recordatorio 

La recidiva de la discoloración es una situación que está en función de la patología dental previa que haya podido padecer el paciente, sus hábitos higiénicos, el consumo de tabaco, la ingesta de productos alimentarios con capacidad de alterar el color de los dientes, el tiempo transcurrido desde el tratamiento blanqueador inicial, la técnica blanqueadora empleada, el tiempo total de tratamiento, el producto usado y la concentración del mismo, etc. Por lo que, a pesar de efectuar correctamente las dos primeras fases del protocolo, es posible que la recidiva se establezca y que sea necesaria la tercera fase del mismo. 

Una opción es la de repetir el tratamiento blanqueador inicialmente realizado al paciente a pequeña escala. Es decir, volver a realizarle un tratamiento en la consulta, domiciliario o combinado, pero de una menor duración. Como regla orientativa se puede considerar que por cada tres sesiones de blanqueamiento en la consulta con productos blanqueadores de alta concentración será necesario realizar un recordatorio consistente en una sesión en la consulta; y que por cada tres semanas de blanqueamiento domiciliario con férulas se deberá efectuar un recordatorio de entre siete y diez días mediante esta técnica; aunque esta norma se verá condicionada en función de la concentración de los productos blanqueadores utilizados y por el grado de blanqueamiento final alcanzado. 

Otra posibilidad consiste en emplear las pastas y geles dentífricos blanqueadores pero en esta ocasión durante periodos de tiempo más prolongado (entre una a tres semanas, una o dos veces al día), igualmente en función del caso y del grado de la discoloración. 

El protocolo TCR no se debe concebir como un apéndice del tratamiento blanqueador, sino que se ha desarrollado para constituirse como la terapéutica blanqueadora propiamente dicha, ya que se debe tener presente que la recidiva de la discoloración aparece en mayor o menor intensidad a medio plazo en la mayoría de los casos. Por lo que el Protocolo se debe instaurar desde el inicio del tratamiento si se pretende conseguir unos resultados satisfactorios no solo a corto plazo, sino perdurables a largo plazo.