Esaú A, Ribelles M,Sáez S,Bellet L. Zapatilla distal como tratamiento en pérdida prematura de un segundo molar primario. Rev Oper Dent Endod
2006;5:39
Zapatilla distal como tratamiento en pérdida prematura de un segundo molar primario
Alfredo Esaú Escobedo López*
Marta Ribelles Llop*
Sandra Sáez Martínez**
Luís Jorge Bellet Dalmau***
*Alumno del Máster de Odontopediatría Integral **Profesor
Asociado ***Director del Máster de Odontopediatría Integral
Universitat Internacional de Catalunya Barcelona,España
1. INTRODUCCIÓN
Ocurren muchos cambios en las
estructuras orales y craneofaciales durante el crecimiento y
desarrollo, hasta la obtención de una oclusión perfecta y saludable en
la dentición permanente (1).En consecuencia, al hablar de guía oclusal,
se hace referencia a la importancia de la conservación del arco dental
en la dentición temporal, para permitir de esta forma una correcta
erupción de la dentición permanente (2,3). Desde un punto de vista
ideal, cuando la oclusión se desarrolla desde la dentición temporal
pasando por la dentición mixta hasta la dentición permanente, ocurre
una secuencia de hechos de forma ordenada y regulada en el tiempo.
Estos sucesos dan como resultado una oclusión funcional, estética y
estable. Sin embargo cuando esta secuencia se altera surgen problemas
que pueden afectar al estado final de oclusión en la dentición
permanente (4,5,6). Un porcentaje bastante alto, aproximadamente el
30-50%, de las maloclusiones se deben fundamentalmente a una pérdida de
espacio para la erupción de las piezas permanentes, de ahí la
importancia que dicha prevención tiene para la salud bucal de la
población infantil ( 4,7). La pérdida temprana de dientes temporales
conlleva, en la mayoría de los casos, una pérdida de espacio, con la
consiguiente reducción de la longitud de arcada, ocasionando
posteriormente alteraciones oclusales y malposiciones dentarias con la
aparición de la dentición permanente. Hasta que esto ocurre, transcurre
un espacio de tiempo que dependerá del desarrollo dentario, de la fase
de recambio en que se encuentre, del diente perdido o del momento en
que haya producido la pérdida (2, 3 ,8-15). El profesional debe
prever e interceptar estas situaciones; primero, mediante el
tratamiento conservador del diente temporal (obturaciones, pulpotomias,
coronas) hasta el último tratamiento que consiste en la extracción (8). Los
molares primarios además de tener un papel fundamental en la
masticación son un factor importante en el desarrollo normal de la
dentición permanente, ya que actúan como mantenedores de espacio
naturales y como guías en la erupción de los dientes permanentes para
que éstos obtengan una posición correcta. Como hemos señalado
anteriormente, la pérdida prematura de un molar primario puede
conllevar a la malposición de los dientes contiguos y del sucesor
permanente. El efecto depende de las fuerzas que actúan sobre el
diente, condicionadas a su vez por el estado de erupción del primer
molar permanente (2,3). Diversos autores (4) señalan que la pérdida de espacio depende de varios factores como: 1. Edad de la pérdida. 2. Zona de arcada. 3. Arcada superior o inferior. 4. Tipo de oclusión del paciente 5. Hábitos orales. La
erupción no guarda una correlación correcta con el desarrollo somático.
En los niños con alteraciones del crecimiento puede retrasarse, aunque
el retraso puede deberse a otras causas, como una hiperplasia gingival
producida por la difenilhidantohína. Más importancia tiene la
exfoliación prematura de los dientes secundaria a alguna enfermedad
sistemática grave, que habrá que investigar. En estos casos el
odontólogo debe de controlar el mantenimiento del espacio para evitar
pérdidas del mismo( 16). El profesional debe ser consciente de la
necesidad de conocer las causas fundamentales que provocan una pérdida
de espacio, saberlas diagnosticar a tiempo y aplicar las medidas
pasivas o activas requeridas para que se produzca una correcta guía
oclusal. (2,3)
2. MANTENIMIENTO DE ESPACIO
El
concepto de mantenimiento del espacio nace de la necesidad de preservar
el espacio que ha dejado un diente ante su pérdida parcial o total.
Para ello, utilizaremos una serie de aparatos diseñados específicamente
para realizar esta función, los denominados mantenedores de espacio. Su
uso estará indicado cuando así lo establezca el análisis de espacio o
la evaluación ortodóncica previa (8). No se necesitará mantenimiento
del espacio en aquellos casos en los que la pérdida del diente temporal
esté próxima a la erupción del permanente o exista suficiente espacio
sin riesgo de que éste se reduzca (2,3).
Existen una serie de
factores que el profesional debe tener en cuenta a la hora de
considerar el mantenimiento del espacio, tras la pérdida prematura de
dientes temporales:
- Tiempo transcurrido desde la pérdida. La
mayor cantidad de cierre de espacio suele ocurrir en los primeros seis
meses tras la pérdida prematura de un diente temporal. Sin embargo, en
el término de pocos días puede apreciarse disminución del espacio. -
Edad dental del paciente. La edad cronológica del paciente no es tan
importante como la edad de su desarrollo dentario; así la consideración
de la edad dental del paciente es fundamental para la indicación del
tratamiento con mantenedor de espacio. - Cantidad de hueso que
recubre al diente no erupcionado. Cuando el hueso recubre las coronas,
puede aceptarse fácilmente que la erupción tardará varios meses. Una
guía para predecir la erupción es que los premolares requieren
usualmente de 4 a 5 meses para atravesar 1 mm de hueso medido en una
radiografía interproximal. Ahora bien, si el hueso que recubre al
diente permanente es destruido por infección, la erupción se acelera. - Secuencia de la erupción. -
Erupción retardada de los dientes permanentes. Conlleva a la extracción
de los dientes temporales y construir un mantenedor de espacio mientras
erupcionan los permanentes. - Ausencia congénita del diente
permanente. Valorar la posibilidad a largo plazo de tratamiento
ortodóncico con necesidad de cierre o apertura de espacios.
Según los factores anteriores se establecen una serie de indicaciones para el uso del mantenedor: (8,9)
• Pérdida prematura de dientes temporales por patología pulpar, periapical o traumatismo. • Ausencia congénita del diente permanente. •
En general, en discrepancias menores de 5 mm debe colocarse un
mantenedor, en discrepancias mayores es recomendable consultar con un
ortodoncista para decidir el cierre o mantenimiento de espacio. •
Retraso en la erupción por falta de desarrollo radicular o
situación intraósea más allá de lo fisiológicamente aceptable. • Tiempo transcurrido inferior a 6 meses desde la pérdida del diente temporal.
Gonzalez Marquez y cols (4) consideran que un mantenedor ideal debería cumplir los siguientes réquisitos:
1. Mantener el diámetro mesiodistal del diente perdido. 2. Ser funcional, impidiendo la sobreerupción del antagonista. 3. Sencillos y resisitentes con un máximo de estabilidad. 4. No interferir con la erupción de los dientes permanentes. 5. Deben limpiarse fácilmente y no atrapar alimentos. 6. No interferir en la fonación, masticación y deglución. 7.
No deberán poner en peligro los dientes restantes mediante la
aplicación de tensión excesiva sobre los mismos.
Lamis
considera que el uso de mantenedores de espacio conlleva una serie de
inconvenientes: inflamación de tejidos blandos, interferencias
eruptivas con el diente adyacente, dolor, acumulación de placa, caries
dental, fracturas, luxaciones y pérdida de los mismos(13). El
mantenedor de espacio debe de cumplir sus funciones durante el periodo
de mantenimiento del espacio, desde la pérdida del diente temporal
hasta la erupción del permanente. Este periodo, debe abarcar en el caso
de la pérdida prematura de los molares temporales hasta una edad
aproximada entre los 9 y 12 años. Lamis en un estudio que pretendía
demostrar la longevidad de tratamientos con varios tipos de
mantenedores de espacio, durante un periodo de 5 años, encontró sólo un
30’7 % de fracaso, con mayores índices de fracaso en aquellos aplicados
en la mandíbula (13).
3. PERDIDA PREMATURA DEL SEGUNDO MOLAR TEMPORAL
Si
bien todos los dientes son importantes en la dentición temporal, habría
que destacar la importancia del segundo molar temporal, sobre todo
antes de la erupción del primer molar permanente, ya que este molar
temporal no sólo ha de mantener el espacio para el segundo premolar,
sino también guiar la erupción del primer molar permanente ( 2,17-19). Ante
la pérdida de los segundos molares temporales, el riesgo de pérdida de
espacio aumenta, por lo que siempre será necesario colocar mantenedor
de espacio, teniendo en cuenta dos situaciones:
• Antes de la erupción de los primeros molares temporales ( intraóseos o extraóseos / subgingivales ). •
Después de la erupción de los primeros molares permanentes ( antes de
la intercuspidación / después de la intercuspidación).
En casos
donde existe pérdida prematura de segundos molares temporales después
de la erupción de los primeros molares permanentes, el objetivo se basa
en mantener el espacio para el segundo premolar. El tratamiento se
basará en la colocación de mantenedor corona-ansa con corona en el
primer molar temporal, antes de la intercuspidación, o bien si se ha
producido la intercuspidación se coloca corona-ansa con corona en el
primer molar temporal o banda-ansa con banda en el primer molar
permanente (2,3,18). En casos donde existe pérdida prematura de
segundos molares temporales antes de la erupción de los primeros
molares permanentes, el objetivo se basa en mantener el espacio para el
segundo premolar y guiar la erupción del primer molar permanente,
evitando oclusiones anómalas (18,19). Clásicamente, el mantenedor
usado en estos casos es el mantenedor intragingival o comúnmente
conocido como “ zapatilla distal ”, porque es el que cumple mejor el
objetivo, pero debido a las posibles complicaciones que este tipo de
mantenedor puede producir, como la infección del folículo del germen
del molar permanente, se ha diseñado el mantenedor propioceptivo.
Mendoza, considera que en el proceso eruptivo fisiológico dental, el
problema se plantea, cuando ante la ausencia de un segundo molar
temporal, el primer molar permanente realiza movimientos verticales y
horizontales que ocasionarán la pérdida de espacio en el sector
posterior de la arcada y producen rotaciones del primer molar superior
antagonista. Destaca la importancia de la función que desempeña el
ligamento periodontal en el último periodo de la fase pre-eruptiva,
cuando el ligamento periodontal entra en contacto con el epitelio oral;
la capacidad de recepción propioceptiva que tiene el ligamento, puede
ser utilizada desde el inicio de este proceso, para evitar pérdidas de
espacio . Se aprovechan las propiedades del ligamento periodontal, al
aplicar una presión sobre el epitelio oral a través del tramo terminal
del mantenedor, presión que es captada por los receptores
propioceptivos del ligamento periodontal, que permite el movimiento
eruptivo correcto del diente, evitándose migraciones mesiales. Esta
presión deberá ser mantenida hasta que el diente perfore el epitelio
oral y haga su aparición en boca ( 1-3,17 ). El mantenedor
intragingival, según la mayoría de autores, mantienen el espacio para
el segundo premolar y guia la erupción del primer molar permanente con
gran éxito. Sin embargo, presenta ciertas limitaciones respecto a su
uso , y están contraindicados: en la mala higiene bucal del niño, ya
que favorece las infecciones locales, pudiendo afectar al folículo del
germen del permanente ,como hemos dicho anteriormente; en ciertos
estados patológicos, niños susceptibles de endocarditis bacteriana
subaguda, discrasias sanguíneas, diabetes,... Casos donde se recomienda
el uso de mantenedores propioceptivos, aunque sabiendo que el resultado
no es tan exitoso ( 8). El objetivo del presente trabajo es mostrar
la aplicación clínica de un mantenedor de espacio fijo ( mantenedor
zapatilla distal) en la pérdida prematura de un segundo molar temporal
antes de la erupción del primer molar permanente.
4. CASO CLÍNICO
Paciente
de 5 años y 6 meses que acude al máster de odontopediatría, de la
Clínica Universitaria de Odontología de la Universitat Internacional
de Catalunya, con caries en los cuatro segundos molares temporales y
en el canino temporal inferior izquierdo. Como antecedentes
psicológicos y emocionales señalamos que el paciente era poco
colaborador y procedía de otras clínicas dentales donde no había podido
ser tratado. Al valorar los antecedentes personales y médicos , no
presenta ningún tipo de alteración que influya en el tratamiento.
Destacamos como antecedente familiar, la patología hiperglucemica
controlada de la madre. En el análisis de la historia odontológica destacaríamos la higiene oral regular, combinada con un consumo de azúcar excesivo. No se aprecian presencia de hábitos ni maloclusiones, con los planos sagital, vertical y horizontal correctos. Nos
auxiliamos de pruebas radiográficas complementarias, radiografías
periapicales y ortopantomografiía, ( Figuras 1 y 2 ) para conocer el
diagnóstico y establecer el plan de tratamiento: exodoncia 55 combinada
con mantenedor de espacio tipo zapatilla distal con corona de acero
inoxidable en 54.
Figura 1. Ortopantomografía con fin diagnóstico para establecer el plan de tratamiento
Figura 2. Radiografía periapical diagnóstica para extracción 55
El procedimiento a seguir una vez establecimos el plan de
tratamiento, se realizó en dos visitas. En una primera visita se
procedió a anestesiar la zona con anestesia tópica e infiltrativa. A
continuación se realizó un aislamiento absoluto de la zona con dique de
goma para evitar contaminación, filtraciones protección y confort del
paciente. Se realizó el tallado de la pieza, seleccionándose el tamaño
adecuado de la misma (DUR3), adaptándola y colocándola en el diente
para la toma de una impresión de arrastre al laboratorio, que será en
encargado de fabricar de manera indirecta el mantenedor. Después de
tomar la impresión con los registros oclusales, debe tomarse una
radiografía. El modelo de trabajo se realizará después que la
corona se coloque en la impresión. Deben marcarse las medidas del largo
de la herradura distal en el modelo (Figura 3,4).
Figura 3. Modelo de trabajo para la confección de la zapatilla distal
Figura 4. Zapatilla distal acabada y pulida
Luego la porción correspondiente en el modelo se recorta para obtener el especio necesario. La
forma de la herradura distal se diseña en la radiografía. El largo
mesio distal debe ser igual al ancho máximo del segundo molar primario
y el largo vertical debe ser 1 mm por debajo del contorno mesial del
primer molar permanente sin erupcionar. Durante la semana de
confección del mantenedor, se cementó provisionalmente una corona de
acero inoxidable ( DUR3), para evitar extrusión y mesialización de la
pieza antagonista y adyacentes. Conviene señalar como se confecciona
la zapatilla distal en el laboratorio. Se usa una barra palatina
prefabricada de una aleación de cromo-cobalto de 3,8 mm de ancho y 1,3
mm en altura. La superficie plana de la barra se dobla, asegurándose
que la relación vertical de la porción horizontal de la herradura
distal no contacte con los dientes opuestos. La herradura distal se
suelda a la corona de metal y se pule ( Figura 5) .
Figura 5.Zapatilla distal preparada para su cementado sobre el 54
En la segunda visita, anestesiamos las piezas 54 y 55 con anestesia
tópica e infiltrativa. A continuación se extrajo el 55, controlamos la
hemostasia y comprobamos el asentamiento correcto de la zapatilla
distal clínica y radiograficamente. Se debe tomar una radiografía para
confirmar la localización correcta de la herradura distal en relación
al primer molar permanente el cual está en desarrollo (Figura 6).
Pueden necesitarse algunos ajustes en este momento; finalmente,
cementamos la corona del mantenedor en la pieza 54 con cemento de
ionómero de vidrio. Es importante que controlemos el fraguado
autopolimerizable del cemento con aislamiento relativo con rollos de
algodón, dry tipes® y aspiración, para evitar la contaminación,
especialmente por la saliva. Una vez fraguado, debemos eliminar restos
de cemento que queden en la zona cervical de las superficies dentarias
con ayuda de sondas exploradoras y con seda dental (Figura 7,8).
Figura 6. Comprobación radiográfica previa al cementado de la zapatilla distal
Figura 7. Zapatilla distal cementada sobre el 54 para mantener el espacio del 55 y guiar la erupción del 16
Figura 8. Relación del mantenedor de espacio zapatilla distal, cementado en 54 con el resto de dientes de la
arcada superior.
Es importante que el paciente acuda a revisión del
mantenedor cada 3 meses, para controlar una correcta erupción del 16 y
observar cualquier alteración de los tejidos blandos.
6. CONCLUSIONES
Es
importante considerar antes del tratamiento con un mantenedor de
espacio, ante la pérdida prematura de dientes temporales, una serie de
factores:
• Análisis del espacio. • Estadio de desarrollo y erupción del diente permanente. • Tiempo transcurrido desde la pérdida del diente deciduo.
Se
recomienda por tanto el uso zapatilla distal en pérdida prematura de
un segundo molar temporal como mantenimiento del espacio para la
erupción del segundo premolar, al mismo tiempo que actúe como guía para
la erupción del primer molar permanente.
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