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Roig M, Durán-Sindreu F. Fractura coronaria no complicada en un incisivo central superior en un niño de nueve años.
Rev Oper Dent Endod 2005;5:2
Fractura coronaria no complicada en un incisivo central superior en un niño de nueve años.
Miguel Roig Cayón*
Fernando Durán-Sindreu Terol**
*Jefe de Área de Restauradora. Director del Máster en Endodoncia.
**Profesor Asociado del Máster en Endodoncia. Endodoncia en exclusiva.
Universitat Internacional de Catalunya
Barcelona, España
Paciente de 9 años de edad que acude a la consulta de urgencia. Explica
la madre que, de madrugada, el niño cayó de la cama y golpeó contra el
suelo, rompiéndose un diente. El paciente refiere dolor al respirar, al
pasar el aire por el diente fracturado. El accidente ocurrió
aproximadamente 5 horas antes de la visita.
Fig 1. Fotografía del aspecto inicial del paciente. Gran fractura
coronaria, muy cercana a la pulpa, sin que llegue a apreciarse la
comunicación con la misma.
A la exploración física se observa una fractura del diente 2.1. Hay
molestias al pasar el aire sobre el diente, si respira con la boca
abierta, pero por lo demás el diente está asintomático. Al colocar aire
de la jeringa del equipo sobre el diente, el paciente manifiesta dolor.
No hay dolor a la palpación ni a la percusión del diente.
El paciente aporta el fragmento roto, que encaja perfectamente en el
diente fracturado.
El diente no presenta movilidad anormal, no sangra la encía, y, si bien
la pulpa se transparenta a través de la dentina, no se considera que
esté expuesta. Por ello se cataloga el caso como fractura
coronaria no complicada. Según la International Asociación of Dental
Traumatology se considera fractura coronaria no complicada a una
fractura que afecta a esmalte y dentina de la corona del diente, sin
exposición pulpar.
Se decide restaurar el diente de forma inmediata, para aumentar al
máximo las posibilidades de conservación de la vitalidad pulpar. Con
frecuencia los pacientes difieren la consulta al profesional, a la
espera que calme el dolor, si éste existe. Incluso algunos profesionales pueden verse
tentados a posponer el tratamiento, bien para poder realizarlo con
más calma en otro momento, o bien, si hay lesiones asociadas (corte en
el labio, por ejemplo, o dolor o tumefacción en la zona por la
contusión), esperando que el estado clínico del paciente sea mejor. La
literatura nos enseña que lo ideal es un tratamiento lo más precoz
posible, para reducir el riesgo de contaminación bacteriana de la
pulpa, incluso en situaciones en que ésta aparentemente no está aun
expuesta.
Fig. 2a. Aislamos el diente para evitar humedad durante el proceso adhesivo, y para facilitar el tratamiento. El
aislamiento proporciona no sólo una mejor ergonomía de trabajo (se trabaja más
cómodo y rápido), sino, sobre todo, una mejor calidad de tratamient,,
al ser imposible impedir que la humedad del aliento (cuando no la
propia saliva) afecte el proceso adhesivo.
Fig 2b. Al acercar la imagen se
aprecia lo cercano que está de la pulpa, que podemos ver
transparentando la dentina. Evaluamos con microscopio clínico la posibilidad de
dicha comunicación.
Una opción que se plantea es la de, previo grabado ácido de esmalte y
dentina expuesta, colocar adhesivo dentinario y composite fluido sobre
la dentina, para así sellar ésta, y en otra sesión, de forma
programada, proceder a la restauración definitiva. De ese modo aislaríamos bien la
dentina,evitando los riesgos de dejarla expuesta. Podríamos de ese
modo citar al paciente en otro momento, para su conveniencia o la
nuestra, sin compremeter el pronóstico del diente. Otra alternativa es,
si disponemos de tiempo y el paciente lo admite por su estado, proceder
a la restauración definitiva del diente, bien mediante una
reconstrucción directa con composite, bien mediante la unión del
fragmento caído. Puesto que teníamos tiempo, el paciente
trajo el fragmento fracturado, y el mismo encajaba en el diente,
optamos por fijar el fragmento fracturado al diente y dejarlo como
restauración definitiva en la primera sesión.
Se anestesió al paciente, tras lo que colocamos un dique de goma
para aislar de la humedad durante el proceso adhesivo. Aislado el
diente, se procedió a un pulido somero de los márgenes de la zona de
fractura, tanto en el fragmento roto como en el del muñón dentario.
Se realizó un grabado total con ácido ortofosfórico al 36% por 30
segundos en esmalte y dentina. Tras lavar profusamente con agua de la
jeringa se procedió a eliminar los excesos de agua con aire de la
jeringa, sin dirigirlo directamente al plano de la fractura. Esta misma
operación se realizó simultáneamente sobre la superficie fracturada del
fragmento desprendido.
Colocamos sobre las superficies de adhesión Optibond Solo Plus
(KerrHawe, Bioggio, Suiza), un adhesivo monofrasco con nanocarga. Se
dejó sobre las superficies por espacio de 30 segundos, y se colocó un
chorro de aire para eliminar el solvente. Se aplicó una fina capa de
composite fluido Tetric-flow A2 (Ivoclar, Liechtenstein) sobre la
superficie del diente, y se posicionó el fragmento fracturado. Mientras
se presionaba firmemente con el dedo, se eliminaron los excesos de
composite con una espátula. Se fotopolimerizó con una lámpara Optilux
Demetron LED (KerrHawe, Bioggio, Suiza) por espacio de 40 segundos por
la cara vestibular y otros tantos por la palatina.
Se eliminaron los excesos de composite con discos de pulir Optidisc
(KerHawe, Bioggio, Suiza), acabando con disco de pelo de cabra y disco de felpa con pastas
de pulir B y C de Enamel HFO (Micerium, Como, Italia). Se citó al paciente
para regresar cada tres meses para controlar la vitalidad pulpar.
Fig. 3. Aspecto del diente tras el pulido con la pasta de diamante y felpa.
Fig. 4a y 4b. Finalizado el proceso adhesivo, el diente ha
recuperado su forma normal. No obstante, la deshidratación
experimentada por el fragmento roto hace que la porción incisal tenga
un aspecto blanquecino, que volverá a la normalidad en días u horas, en
función del tiempo de deshidratación.
Tras los dos primeros controles, transcurridos seis meses desde el
inicio del tratamiento, el diente tiene una respuesta normal a las
pruebas de vitalidad. No puede darse por definitivo el resultado, hasta
transcurridos más años.
Fig. 5. Imagen radiográfica del diente a los seis meses de finalizado el tratamiento
Fig. 6.Aspecto del diente a los seis meses de finalizado el tratamiento
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