Técnica reveladora

Una investigación ha utilizado el estudio del ADN de 532 colmillos de elefantes para detectar el origen del tráfico ilegal de marfil Investigadores del Centro de Biología de la Conservación de la Universidad de Washington (Seattle , Estados Unidos) han desarrollado una técnica de análisis de ADN que permite descubrir el origen geográfico de las partidas de marfil ilegal capturadas por las autoridades africanas. Las conclusiones de la investigación se han publicado en la edición digital de la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS).

Los investigadores han utilizado análisis de ADN para seguir el rastro al origen geográfico del marfil ilegal descubierto en la mayor operación de captura de este material realizada desde el establecimiento de la prohibición internacional de su comercio, establecida en 1989. Se cree que esta captura, que se produjo en 2002 en Singapur tras ser transportado por barco vía Sudáfrica, procedía de la caza furtiva de entre 3.000 y 6.500 elefantes.

Los autores del estudio indican que en los pasados dos años el precio del marfil de alta calidad se ha llegado a cuadriplicar y que se ha producido un ascenso gradual del comercio ilegal. La identificación de los principales puntos en los que se realiza la caza furtiva y de las rutas de comercio más importantes podría llevarse a cabo si se determina el origen del marfil requisado en grandes embargos.

Los científicos emplearon una técnica que habían desarrollado previamente para descubrir el origen geográfico del ADN de elefante y modificaron esta técnica para examinar grupos de colmillos en vez de muestras individuales.


Los investigadores evaluaron un conjunto de 532 colmillos procedentes de la captura de 2002 de unas seis toneladas de marfil. Al comparar sus muestras con las de ADN recogidas de tejidos de elefantes y heces de localizaciones de toda África, los investigadores descubrieron que este marfil probablemente procedía de la banda este-oeste del centro de Zambia.


Según los investigadores, estos descubrimientos ayudarían a las autoridades a reforzar más estrechamente la lucha contra la caza furtiva de animales para conseguir marfil y podría llevar a los investigadores a las áreas donde se produce en mayor medida esta actividad ilegal.

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