Genes al descubierto
Los dientes de todos los vertebrados tienen en común un mismo circuito genéticoUn estudio del Instituto de TecnologÃa de Georgia (Estados Unidos) revela que un circuito regulador genético común controla el desarrollo de los dientes en los seres vivos desde la aparición de los primeros vertebrados con dientes hace 500 millones de años.
Los investigadores estudiaron diversas especies de peces cÃclidos africanos del lago Malawi, ya que estos animales, conocidos por su rápida evolución, tienen dientes en la boca, como los humanos, y también en la faringe, como los extintos peces conodontos, la primera especie en desarrollar dientes. Darrin Hulsey, coautor del estudio, descubrió en estos peces, por primera vez, una correlación positiva entre el número de dientes en la mandÃbula y los situados en la garganta.
"Originalmente, pensaba que no habrÃa relación debido a las diferencias de desarrollo y la distinción evolutiva entre las dos regiones de mandÃbulas, pero resulta que sà las hay. AsÃ, los peces que tienen menos dientes en la mandÃbula tienen menos dientes en la garganta", explica Gareth Fraser, director del estudio.
Un núcleo ancestral estable
Los cientÃficos investigaron el fenómeno mediante la hibridación in situ, una técnica para localizar la expresión de los genes en las células durante el desarrollo de los dientes, y llegaron a la conclusión de que una red genética común gobierna los dientes en ambas localizaciones.
Según Fraser, "los genes que promueven el desarrollo de los dientes en la faringe del pez forman parte de una red ancestral genética que originó el primer diente durante la evolución". Este núcleo genético ha sobrevivido tantos años porque es estable en términos evolutivos.
Se han debido producir pequeños cambios en el material genético para facilitar la existencia de mandÃbulas y dientes variados en las diversas especies, pero la parte originaria del grupo de genes identificados es esencial para todas las especies, necesaria para la creación de los dientes de todos los vertebrados.
Los investigadores sospechan, además, que estos genes no actúan sólo en los dientes, sino que también están implicados en el desarrollo de otras estructuras con patrones similares, como el pelo y las plumas.
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