Dientes vs alcoholÃmetro
Los jueces revocan una pena de cárcel impuesta a un joven que se negó a soplar en un control de alcoholemia porque le dolÃa la boca Josep S. S. fue acusado, juzgado y condenado a seis meses de prisión por desobediencia grave a la autoridad tras haberse negado a realizar la prueba de acoholemia, según recoge el artÃculo 380 del Código Penal.
Los hechos se remontan al pasado 13 de junio sobre la medianoche. El acusado fue interceptado por una patrulla de los Mossos d’Esquadra (la policÃa autonómica catalana) que habÃa montado un dispositivo de control de alcoholemia en el Camà nou de Can Parella, en Torelló (Barcelona).
Los agentes pararon a Josep de forma aleatoria y tras revisar su documentación, que estaba en regla, decidieron pedirle que se sometiera a pruebas de detección alcohólica al sospechar que iba ebrio. Fue entonces cuando Josep puso reparos a la práctica de la prueba. Alegó que no podÃa realizarlas por un dolor en los dientes sufrido por un traumatismo anterior. Y, ante la advertencia de la policÃa de los riesgos que corrÃa, el acusado acabó soplando «de forma errónea e insuficiente».
José Antonio Gil Heredia, juez sustituto del juzgado de lo penal número 2 de Manresa (Barcelona), no creyó las alegaciones de Josep, que atribuyó a la «voluntad» del acusado de evitar las pruebas. Lo cierto es que el acusado habÃa perdido dos incisivos, tenÃa los labios inflamados a consecuencia de un golpe y asà lo aportó en un informe el dÃa del juicio. Una doctora, tÃa de Josep, explicó ante el juez que el accidente se habÃa producido dÃas antes de que le pararan los Mossos y que el dolor principal que le causaba la lesión era «la sensación de frÃo y calor» que le producÃa «el fuerte soplado».
Dos cervezas
El juzgado de Manresa, por su parte, se sirvió de esta explicación para alegar que «dicha patologÃa no supuso obstáculo para ingerir dos cervezas unos momentos antes de conducir y ser parado en el control de alcoholemia».
Josep apeló a la Audiencia de Barcelona, que ahora le ha dado la razón. La controversia jurÃdica no estaba en los hechos, sino en si existió o no intención de desobedecer a la autoridad. Y la sección quinta de la Audiencia ha revocado ahora aquella condena por valorar que hasta los Mossos señalaron que el acusado tenÃa un diente roto y uno de los agentes, a preguntas de la fiscal, matizó la actuación del acusado en el sentido de que este «no se negaba a soplar», sino que decÃa «que le dolÃan los dientes».
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