Dientes reveladores (I)
Algunos expertos plantean la necesidad de implantar microchips en prótesis dentales para la identificación de cadáveres Nuevas formas de delincuencia, crecientes bolsas de marginalidad, alta inmigración, oleadas de turistas. Los médicos forenses y los investigadores policiales se encuentran ante un verdadero reto para identificar a aquellas personas fallecidas en circunstancias violentas y que nadie reconoce en el momento del hallazgo.
Es en este contexto en el que, a la búsqueda de medidas imaginativas que faciliten el trabajo de los expertos, el subdirector del Instituto de Medicina Legal de Cataluña (IMLC) en Girona, NarcÃs Bardalet, ha planteado las ventajas que aportarÃa la creación de una "gen card", una forma de carta de ADN de nacimiento, que permitiese la identificación de todos los ciudadanos a partir de un archivo común. «El ADN es la clave irrefutable de la identificación, no sólo a la hora de reconocer a las vÃctimas, sino también en una investigación de Ãndole criminal», explica Bardalet.
El forense desarrolló estas propuestas en el marco de las Primeras Jornadas de Medicina Legal y Coordinación en Grandes Catástrofes, organizadas recientemente en Figueres (Girona) y donde participaron más de un centenar de policÃas.
La odontóloga forense Anna Hospital comparte la preocupación expresada por Bardalet y, desde su experiencia, propone otras medidas, como el implante de un microchip en las prótesis dentales de los ciudadanos, según publicó la edición catalana de "El Mundo" el pasado 17 de abril.
La caja negra del cuerpo
Anna Hospital se refiere a la dentadura como la caja negra del organismo. «Hasta los surcos de los labios son diferentes en cada persona», señala. Además, asegura que del estudio de la pulpa dental, que se conserva en el interior de las piezas, se pueden obtener muestras de ADN. «Cada adulto tiene 32 dientes con cinco lados o caras, y la dentadura puede contar con un máximo de 160 caras, cada una, con caracterÃsticas propias».
Si a ello le sumamos que la dentadura resiste los incendios (se mantiene intacta a 1.200 grados de temperatura durante media hora o a 400 grados hasta dos horas), se convierte en una fuente identificativa muy preciada. La clave de su resistencia a la putrefacción y a la carbonización está, según los forenses, en la saliva, que ayuda a la conservación de las mucosas, y en la casi ausencia de materia orgánica a destruir.
Aun asÃ, algunas identificaciones son especialmente difÃciles, según Hospital, que recuerda el caso de dos cadáveres que aparecieron en abril de 2000 en La Jonquera (Girona) en un paraje forestal cercano a la ermita de Santa Llúcia. «Llevaban siete u ocho meses muertos, y su estado de descomposición estaba muy avanzado», explica. Con todo, a partir de su cavidad bucal, aún conservada, los forenses detectaron que llevaban unas prótesis de oro en los maxilares «de un material y composición muy caracterÃstico de los paÃses del Este, concretamente de Rusia».
Asà las cosas, pidieron datos a la Interpol y pudieron cotejar las dentaduras de que disponÃan con las de dos fotografÃas de una pareja rusa cuya desaparición habÃa sido denunciada. «En aquel caso los resultados fueron negativos, pero seguimos buscando». La pareja fue inhumada sin conocerse aún su identidad.
Se refiere también la doctora Hospital a las formas genéticas que se heredan por la raza. El cuerpo de un hombre sin identificar que apareció en la buhardilla de una casa en Sant Feliu de GuÃxols (Girona) fue reconocido como árabe «por la forma de la mandÃbula». Según la experta, el cadáver llevaba meses abandonado, atado a una tabla de planchar y estaba en avanzado estado de putrefacción, pero la forma de «u» de su boca lo identificó de forma inconfundible con la raza árabe. Fue también esta una pesquisa que descartó hipótesis, aunque tampoco permitió un reconocimiento pleno.
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